Nigeria

200 niñas secuestradas en Nigeria ¿Por qué?

“¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso! Alabado sea Alá, Señor del Universo, el Compasivo, el Misericordioso[1]

Mahoma fue a la montaña, y en aquella cueva del Monte Hira, Gabriel le ordenó recitar. Islam es someterse, y Mahoma se sometió.  Los imperios se postraron, las arenas de Arabia, que de fuego son,  el fuego engendraron. Bajos los cascos de sus caballos, uno tras otro, los ejércitos fueron aplastados. La media luna todo lo eclipsó. Del Indo a los Pirineos, un imperio, un Dios, un libro; y un profeta…

El Islam fue y es un elemento fundamental en nuestro mundo. El suegro de Mahoma, su sucesor y su primer fiel, Abu Bakr ha dado mucho de sí, tanto tanto por su influencia como por su simbolismo. Abubakar Shekaku, el líder de Boko Haram, debe al mismo su nombre. Pero volvamos a la historia que nos permitirá comprender la actualidad.  Occidente es judeocristiano, no lo podemos negar igual que tampoco  podemos negar los tintes que empapan nuestra patria de una heredera influencia musulmana.

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Líder del grupo armado nigeriano Boko Haram, Abubakr Shekaku.

Más de 200 niñas secuestradas en una escuela al norte de Nigeria; Boko Haram, el grupo comandado por Shekaku, se responsabiliza de lo acaecido y declara además que venderá a las niñas como esclavas. Abubakar Shekaku líder nigeriano del neofundamentalismo islámico ha saltado a la fama estos días envuelto en un halo de déspota maléfico.La  noticia es clara. Pero sus raíces y sus causas últimas no lo son. ¿Por qué fueron secuestradas? ¿Por qué el fundamentalismo islámico cala más y más en el continente africano y se desliza, como las gotas de lluvia en una ventana, desde el norte hacia el sur de África?

Los árabes no conquistaron un mundo vacío. La cimitarra doblegó un espacio repleto de imperios, de dioses,  de otras culturas; de otras gentes. Esto es evidente, y evidente es también que de esa conquista se desprendieron y desprenden una serie de relaciones.  ¿Cómo fueron esas relaciones? ¿Qué regula y reguló el trato que media entre el resto del mundo  y el Islam? ¿Qué ha producido que en la actualidad se esté dando esa violenta expansión de la cual Nigeria es un perfecto ejemplo?

El Islam nació de la arena, bajo el sol ardiente. Tal nacimiento conformó un enorme cambio, una gran innovación, pero nada más lejos de la realidad que considerarlo una ruptura. Un henoteísmo muy cercano al monoteísmo existía en Arabia  procedente de Saba (Sabeísmo), el actual Yemen. Esta religión, si bien procedía del sur, se encontraba en los desiertos mezclada con mandeos, una secta cercana al cristianismo; nestorianos, secta siríaca del cristianismo; y judíos, además de cristianos al uso u otros cultos menores. El sabeísmo predominaba con su extraña estructura argumental: “si les preguntas quién los ha creado, te dirán: Alá” afirma Mahoma refiriéndose a los mequíes antes de su conversión. [2]

Pero ese reconocimiento de un dios supremo en el politeísmo tribal incluía una adoración a los astros y a los ídolos. La existencia de ese Dios superior, Alah Tala o Al-Illat, consistía en una suerte de idea subyacente pues era un Dios reconocido, que no adorado. Reconocían la existencia de un poder preponderante sobre el universo, Dios, que se valía de  siete ángeles o divinidades menores. Y añadamos a la religio oficialis todos los tótems y las deidades tribales que eran los adorados en sus distintas formas.

¿No es extrañoy difícilmente comprensible que adorasen antes a la batuta que al director? Mahoma percibió esa dualidad incongruente, por ello pasó su vida entre reflexiones y retiros. Así, la admiración hacia formas de culto más consistentes o argumentalmente superiores le llevó a respetar al monoteísmo en sus distintas vertientes. [i]

Las influencias de las diversas religiones que en cierta medida Mahoma aceptó se revelan en elementos tanto argumentales del Islam como ritualísticos. Varias de las religiones de la Arabia preislámica practicaban ya un número determinado de oraciones diarias. Los judíos[3], los mandeos[4] o los cristianos preconizaban la caridad. El hecho de rezar hacia determinados puntos clave  ya se daba en el sabeísmo. Los mandeos ya prohibían la usura o el alcohol.

Las ideas judías, cristianas, o la influencia nestoriana en Mahoma son claros antecedentes del Islam. El temor hebreo de Dios, la ley del talión, la caridad cristiana… ¿Cómo iba a despreciar Mahoma a sus referentes? He ahí la verdadera división antropológica  que hace el Islam: la umma  o creyentes del  Islam; infieles, politeístas, ateos, o idólatras; y gentes del libro: mandeos, cristianos, judíos, nestorianos, mazdeos etc.

Una vez comprendida la división conceptual intentaremos sumergirnos en las relaciones religiosas que el Corán propugna entre cristianos, y musulmanes, lo que puede englobar también a judíos aunque no tengan una importancia manifiesta en el conflicto de Nigeria y en el secuestro de las niñas. En la Sura segunda, el capítulo segundo del Corán, conocida como ´La vaca´ o ´Al-bacara´, el Sello de los Profetas recita lo siguiente:

Combatid a vuestros enemigos en la guerra encendida por defensa de la religión; pero no ataquéis los primeros. Dios niega a los agresores (aleya 190 Sura Segunda).” “Matad a vuestros enemigos donde quiera que los encontréis; arrojadlos de los lugares de donde ellos os arrojaron antes. El peligro de cambiar de religión es peor que el crimen. No combatáis a los enemigos cerca del Templo de Haram a menos que ellos os provoquen. Más si os atacaran, bañaos en su sangre. Tal es la recompensa debida a los infieles” (aleya 191 Sura Segunda). “Si ellos abandonan el error el Señor es indulgente y misericordioso” (aleya 192). Si tenemos en cuenta pues que el grupo terrorista nigeriano que domina la mitad norte del país considera Haram o anatema la educación occidental sobre todo a las niñas, Abubakar Shekaku, ese déspota implacable, se siente justificado para bañarse en sangre enemiga hasta que “ellos abandonden el error”.

Combatid a vuestros enemigos hasta que nada tengáis que temer de la tentación, hasta que el culto divino haya sido restablecido, que toda enemistad cese contra los que han abandonado los ídolos. Vuestro odios solo deben encenderse contra los perversos. Si os atacaran durante los meses sagrados y en los lugares santos, hacedles sufrir la pena del talión; violad las leyes que en sus códigos equivalgan a la que ellos os han violado. Temed al Señor; acordaos de que él está con aquellos que le temen (Aleya 193 Sura Segunda)” (…)

Si te preguntan si han de combatir en los meses sagrados respóndeles: «La guerra durante este tiempo os será penosa»; pero separar los creyentes del camino recto, ser infieles a Dios, arrojar a sus servidores del templo sagrado, son crímenes horribles a los ojos del Altísimo. La idolatría es peor que el crimen. Los infieles no cesarán de perseguiros con las armas en la mano, hasta que os hayan arrebatado vuestra fe, si esto les es posible. Aquel de vosotros que abandone el islamismo y muera en su apostasía habrá anulado el mérito de sus obras en este mundo y en el otro. Las eternas llamas le quemarán eternamente (Aleya 217).“Los creyentes que abandonaron su patria y combatieron por la fe pueden esperar la misericordia divina, Dios es indulgente y misericordioso” (Sura Segunda Aleya 218).”

En la 190 se comienza el discurso que se apoya en las otras cinco aleyas: Toda guerra religiosa debe ser una guerra defensiva, pues la guerra defensiva es la guerra justa. Así, toda guerra religiosa será una guerra justa.  ¿Qué extraemos de esta conclusión? Para Mahoma la justicia no pasa por agredir sin motivo, y por ello, el musulmán no ha de acometer tales actos. El musulmán debe ser el justo, que sea el injusto el que actúe injustamente, es decir, el no musulmán. Pero la injusticia debe tener respuesta por parte del justo, y así, para Mahoma, el territorio perdido debe ser reconquistado, pues considera que  el dar-al Islam no puede perderse, y si se ha perdido debe recuperarse “arrojadlos de los lugares de dónde os arrojaron antes” reza la aleya  192.

Esta idea nos remite a la idea de guerra justificada, ¿pero además de justificar la guerra el Corán la regula? No, la guerra para el Profeta debe tener un casus belli justo, pero la justicia queda fuera de la guerra. La causa y la finalidad deben tener justicia, pero en conflicto todo es aceptable. La indulgencia y la misericordia de Alá y sus seguidores debe darse con aquellos que se conviertan al Islam, pero no lo dejemos ahí, la consecuencia es que la violencia no cesará contra los infieles si no se convierten.  “El culto divino debe ser restablecido”.

Así pues todo musulmán debe defender su fe y hacer la guerra contra aquel que no la respete; contra los impíos, contra los que conquisten parte de la casa del Islam, o  contra aquellos que intenten practicar proselitismo entre ellos.  ¿Es esto paralelo a las enseñanzas del cristianismo o el judaísmo? Evidentemente el judaísmo es más excluyente que proselitista. Así pues la cuestión quedará entre cristianismo e Islam. Entre occidentales y musulmanes. Algo que en Nigeria es una confrontación norte-sur.

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El Islam y el cristianismo medieval se comportaban de una forma similar, partían de presupuestos diferentes pero el resultado era parecido. Ninguno de los dos respetaba si no a aquellos que se encontraban dentro de su fe. Se ha llegado a hablar de la Yihad como guerra y de las cruzadas como elementos reflejos en el choque de sociedades, lo que apoyaría las teorías sociales de actualidad que expone el norteamericano Samuel Huntington. «Mi hipótesis es que la fuente fundamental de conflicto en este nuevo mundo no será en principio ideológica o económica. Las grandes divisiones entre la humanidad y la fuente de conflicto dominante serán culturales. Los estados nación seguirán siendo los actores más poderosos para los asuntos exteriores, pero los principales conflictos de política global ocurrirán entre naciones y grupos pertenecientes a diferentes civilizaciones. El choque de civilizaciones dominará la política global. Las líneas de falla entre las civilizaciones serán las líneas de batalla del futuro. «[5]

En el cristianismo prójimo se confundió con cristiano, pero en el Islam no hay una mala interpretación, la solidaridad y caridad solo debe darse con los miembros de la umma; como mucho, las gentes del libro pueden practicar su culto de forma privada, sin manifestarlo públicamente y sin proselitismo.  El Islam difiere en el mandato de la otra mejilla, sed pacíficos si son pacíficos, pero si os atacan atacad, parece decir Mahoma… excepto con los idólatras, con los verdaderos infieles. “Da lo mismo que adviertas o no a los infieles, no creerán” (Aleya 6 Sura 2)

Pero encontramos aquí un elemento fundamental en el proselitismo que en otras religiones proselitistas no se había dejado tan claro desde su misma aparición;  el respeto a los conversos. “Que toda enemistad cese contra los que han abandonado a sus ídolos” El Corán es el Islam hecho palabra,  y la palabra del Islam condena tanto la violación del témenos islámico, del haram, como la apostasía y la idolatría; todas ellas se vengan con la violencia, con una guerra de “ataque” defensivo, una guerra justificada y por ello justa en la que dentro de unas causas y unas metas legítimas todo lo que se pueda dar sería legitimado.  Los que luchen por Alá lo tendrán de su parte, lo harán más propenso a conseguirles la salvación. Pero el haram no es solo territorial, no es solo el espacio sagrado, también lo es en la moral o en la ética. Haram es lo inviolable, el anatema, lo sagrado y lo prohibido a la vez. Boko haram, “la prepotencia sea anatema”.

Y ¿Por qué el Islam toma más y más fuerza en el continente africano? Tiempo atrás el Sáhara actuó como frontera natural. El Magreb, islámico, exportó su religión únicamente en enclaves comerciales de la costa africana. El colonialismo, con sus luces y sus sombras llevó consigo el cristianismo, religión que predomina entre los países postcoloniales junto al animismo. La independencia de los países del África subsahariana se vio en muchas ocasiones influida por la guerra fría y por el comunismo.

Las posturas socialistas, la intervención rusa y cubana en el África Austral, o demás regímenes cercanos a Moscú perdieron su fuerza con la caída del telón de acero.  El nihilismo se apoderó de las sociedades. Siempre han existido tiranos, siempre ha existido la corrupción, la injusticia; pero que brillen todas ellas juntas y sin excusa era algo que jamás se había dado.

Se haga lo que se haga necesita hacerse en nombre de algo, y el nombre que últimamente ha tomado fuerza al sur del Sáhara es el de Allah.  La Conferencia Islámica, organización internacional y mundialmente tolerada ,ligada al mundo árabe, financia la construcción de universidades musulmanas, o escuelas de interpretación del Islam en Nigeria y en toda África.

En la Sura quinta se afirma lo siguiente: “Son infieles quienes dicen: «Dios es el Mesías, hijo de María»; pues el Mesías dijo: «Hijos de Israel: Adorad a Dios, mi Señor y a vuestro Señor». Ciertamente, a quien asocia a Dios, Dios le prohibirá entrar en el Paraíso: su asilo será el fuego, pues los injustos no tienen defensores. Son infieles quienes dicen: «Dios es el tercero de una tríada»: No hay Dios, sino un único Dios. Si no cejan en lo que dicen, realmente, quienes de entre ellos no creen, tocarán un tormento doloroso. ¿No volverán a Dios y le pedirán perdón? Dios es indulgente, misericordioso.

 El Mesías, hijo de María, no es más que un Enviado; antes que él han existido enviados; su madre era verídica, ambos comían alimento. Observa como aclaramos las aleluyas a los cristianos; y a continuación fíjate en cómo se apartan. Di: « ¿Adoraréis, prescindiendo de Dios, lo que no tiene para vosotros mal ni bien?». Dios es el Oyente, el Omnisciente. Di: « ¡Gente del Libro! No exageréis en vuestra religión profesando algo distinto de la verdad; no sigáis los deseos de unas gentes que ya antes se extraviaron e hicieron extraviar a muchos y que se extraviaron de la buena senda». “

 El Islam ataca el concepto de trinidad y la asociación de Dios Padre con Jesús en un mismo ente. Los musulmanes no comprenden como un dios puede tener tres formas simultáneas cada una con distintos atributos. Es normal que Mahoma no lo comprendiera, la influencias nestoriana y judía además de la lejanía del cristianismo helénico tradicional  le pusieron fuera del influjo de una idea trinitaria de Dios. Por ello considera erróneo creer que dios es una trinidad, y lo equipara así al nivel del politeísmo.

Pero lo más importante de este fragmento no es lo evidente, si no lo discreto. Las consecuencias de la exhortación que Mahoma hace a los nasrani, nazarenos, a los alkufi, infieles. El desprecio a las ideas no es acompañado de un desprecio a las personas, y esa ausencia de odio podría proceder de esa suerte de admiración que Mahoma profesaba hacia las religiones monoteístas y bien estructuradas antes de emprender su carrera como profeta. Es por ello que considera que las Gentes del Libro están desviadas pero no equivocadas totalmente de camino, con redirigirse y convertirse al Islam dirigirían sus pasos hacia la “verdadera religión”.

 “Quienes entre los Hijos de Israel no creen, han sido maldecidos por boca de David y de Jesús, hijo de María. Eso porque desobedecieron, fueron transgresores de la ley, no se prohibieron el mal que hacían. ¡Cuán malo es lo que hacían! Ves a muchos de ellos tomar por amigos a quienes no creen. ¡Cuán malo es lo que sus almas les sugieren cuando Dios se ha indignado con ellos! Ellos permanecerán eternamente en el tormento. Si creyeran en Dios, en el Profeta y en lo que le ha hecho descender, no tomarían a los infieles por amigos. Pero la mayoría de ellos son perversos (…) “

 En el caso de la comunidad judía no es que se les conmine a convertirse de una forma suave, no solo se ataca a las ideas; se ataca a las personas: “la mayoría de ellos son perversos”. Mahoma guardaba cierto odio hacia el pueblo judío, y esto queda patente en el Corán.  Les acusa de impíos, de asociarse con los paganos, de traicionar al Dios que los había elegido y de desoír sus ofrecimientos; con lo que se deduce cierta referencia al rechazo tanto al Mesías como al Sello de los Profetas.

  “Acuérdate de cuando Dios dijo: «Jesús, hijo de María, recuerda el beneficio que dispensé sobre ti y sobre tu madre cuando te auxilié con el Espíritu Santo diciendo: ‘Hablarás a los hombres en la cuna con madurez’». Acuérdate de cuando te enseñé el Libro de la Sabiduría, el Pentateuco, y el Evangelio, y cuando creaste de arcilla algo semejante a la forma de los pájaros, con Mi permiso, y soplaste en ellos y fueron pájaros con Mi permiso; cuando curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi permiso; cuando hiciste salir a los muertos de su sepulcro con Mi permiso, y cuando aparté de ti a los Hijos de Israel en el momento en que les traíais pruebas manifiestas, quienes entre ellos no creían dijeron: «Esto no es más que magia manifiesta». Acordaos de cuando inspiramos a los apóstoles diciendo: «Creed en Mí y en mi Enviado». Respondieron: «Creemos, atestigua, que nosotros estamos sometidos a la voluntad de Dios”

En este pasaje se pretende retirar argumentalmente todo poder a Jesucristo reconociendo sus milagros, algo que comparten tanto Judaísmo como Cristianismo. Los milagros de Cristo, influenciados fuertemente por los Evangelios Apócrifos de lo que pueden ser cristianos coptos o monjes nestorianos siríacos. Mahoma afirma que la verdadera fe es la que él profesa y sitúa a todos los personajes históricos que puede, ya sea David, Jesús, etc. como si fueran una especie de prefiguraciones del mismo Mahoma como profeta y su mensaje, pues no hemos de mesianizar  a Mahoma; pues para el Islam Mahoma no es equivalente Jesucristo, es el mayor y mejor profeta, pero eso simplemente, un profeta.

El cristianismo en contrapartida considera a Cristo como Dios mismo, y los presupuestos de los que parte son distintos a los del Islam. El Islam contempla la violencia como medio legítimo de defensa de la fe, mientras que para Cristo nunca se debe hacer uso de la fuerza, “quien a hierro mata a hierro muere”, contrasta con “bañaos en su sangre”. Para concluir afirmaré que Islam y Cristianismo son sustancialmente diferentes pero hubo un tiempo en el que no lo fueron.

El Islam, especialmente desde el Siglo XVIII siente que occidente, los cristianos, apoyados por elementos hebreos se imponen a ellos más y más. El colonialismo no hizo si no remarcar ese sentimiento. Sentimiento que en distintos lugares y distintas circunstancias ha llevado tanto a la creación de la República Islámica de Irán como a la lucha armada entre el norte y el sur de Nigeria, un país que crece a ritmos inusitados. Es este el marco en el que el Salafismo ha engendrado al Neoislamismo.

El Salafismo, o deseo por volver a un Islam idealizado, ancestral, y utópico, apoyado tanto por el derrumbe del comunismo como por el dinero del petróleo saudita han llevado a una expansión imparable del Islam.  Afganistán, el 11-s, Sudán del Sur, Al-Qaida, o Al Shabab, se suman al Neoislamismo suní cuyo máximo pilar es el wahabismo, o ideología extremista bandera de los jeques saudíes del petrodólar.

En resumen. Los fundamentalistas son más ricos y como son más ricos extienden su ideología, ideología que empapa pero no cala bien el todo en  Abubakar Shekaku un fundamentalista tradicionalista pero también innovador a su manera. Reflejo de esa herencia suní de expansión  y proselitismo. El grupo Boko Haram, encargado del secuestro de  las niñas del norte de Níger, es un grupo Neoislamista, basado en los principios tradicionales de relegar a la mujer al mínimo papel en la sociedad (elemento que no se basa en el Corán si no en la tradición).

Surgió como grupo armado en contra de la educación occidental, especialmente la femenina. Boko Haram significa “la pretenciosidad sea anatema”, es decir, que el modelo occidental de educación es pretencioso y por ello debe ser prohibido y combatido. Pero difiere del Islamismo propiamente dicho en que es un movimiento rural, nacional, de elementos socialmente marginados, poco formados, y que dan mucha importancia a la interpretación que cada uno hace del Corán, algo por tradición vetado a los que llevan toda la vida estudiándolo, los ulemas.

» ¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso! Alabado sea Alá, Señor del Universo, el Compasivo, el Misericordioso. Dueño del Día del Juicio. A ti  solo serviremos y a ti solo imploramos ayuda. Dirígenos por la vía recta, la vía de los que tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira ni de los extraviados.»

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